El nacimiento del Buscador


“Durante mucho tiempo, el ego ha hecho lo que ha querido”, continuó Merlín. “La pregunta ¿Qué es lo mejor para mí? ha predominado por encima de todas las consideraciones; el estrecho punto de vista individual ha sido el único con visos reales. Eso es apenas natural.

Como dije, este mundo relativo tiene un propósito, a
saber: enseñarles a convertirse en individuos. Pero la individualidad con el tiempo comienza a abrirse y a ampliar sus horizontes. Podríamos predecir que, dado el libre albedrío, los seres humanos se limitarían a regodearse en un egoísmo cada vez mayor.

Si el ego implacable y controlador tuviera la última palabra, quizás
ése sería el desatino de los hombres; pero la alquimia funciona invisiblemente, en los pasajes recónditos del alma. “Con el tiempo, el dador da el siguiente paso para convertirse en buscador. En esta fase, las preocupaciones tradicionales y conocidas del ego se dejan de lado.

El sentido del ‘yo’ comienza a crecer. Ahora la persona
ansía tener experiencias espirituales, y percibe una fuente de amor y realización que ni siquiera el amor más intenso de otra persona le puede dar. Nuevamente, este giro produce un choque.

En su mejor versión, el dador es un filántropo. Comenzó dando
solamente a su familia y amigos, luego a las obras de caridad y a la comunidad, pero al final su espíritu de dar sólo se puede satisfacer cuando beneficia a toda la humanidad.

“Pero, ¿realmente puede uno dar algo de uno mismo a todos los seres del mundo? Esta pregunta nos trae al
límite de la individualidad; es una pregunta que sólo un santo puede responder. Por lo tanto, es natural que la etapa de dar genere preguntas que no se pueden responder, preparando así el terreno para un nuevo nacimiento.

El dador que deseaba abrazar al mundo descubre que éste ya no es fuente de realización. Las
cosas que una vez le produjeron placer comienzan a parecer sosas; en particular, la necesidad del ego de recibir aprobación y de sentirse importante ya no engendra satisfacción. Surge la sed de ver el rostro de Dios, de vivir en la luz, de explorar el silencio de la consciencia pura — el impulso del buscador puede asumir muchas formas.

“Sin embargo, todos los buscadores comparten el sentimiento de que el mundo material no es quizás el sitio
donde pueden realizar sus deseos. ¿Por qué sucede esto? ¿Acaso no está Dios en todas partes, no está el espíritu en el grano más pequeño de arena? Sí y no. Dios puede estar en todas partes, pero eso de nada sirve si no se puede ver dónde está. El buscador busca a fin de ver”. “Creo que ésta es la etapa en la cual comienza la búsqueda del Grial”, dijo Galahad. “En efecto, para algunos mortales ésta es la etapa en la cual el Grial se vuelve el símbolo de una necesidad interior profunda”, replicó Merlín,

“pero cada etapa ha sido una búsqueda, hasta la pérdida de la inocencia.
Ustedes los mortales están obsesionados con dividir la realidad en bueno y malo, santo y pecaminoso, divino y no divino, cuando en realidad la vida es una corriente divina. Un solo impulso, el impulso de poseer el conocimiento completo y la realización completa, es el que empuja la vida hacia adelante. “Pero tienes razón en un sentido.

Con el nacimiento del buscador podemos dar por primera vez un nombre a
un deseo que ha permanecido anónimo hasta ahora. Trátese de Dios, el Grial, un Ser divino o un espíritu, no importa. Todos apuntan hacia una nueva necesidad profunda de escapar de los límites impuestos por el tiempo y el espacio. La esencia del ser humano no tiene fronteras. Ustedes nacieron a una vida universal.

El mundo
parece estar limitado por el tiempo y el espacio, pero eso es sólo apariencia”. “¿Por qué debemos dejarnos engañar por las apariencias?” preguntó Percival. “El universo no les oculta nada”, replicó Merlín. “No hay engaño. La apariencia de limitación se produce porque este mundo es una escuela o campo de entrenamiento.

Y la regla fundamental aquí es que tal como se
vean a ustedes mismos, así verán al mundo. Si ustedes se consideran inferiores o indignos, ese solo juicio mantendrá a Dios apartado de ustedes. Podrán decir que desean a Dios, pero al mismo tiempo mantendrán esos juicios en su contra”. “Entonces Dios permanece alejado”, musitó Galahad con tristeza. “Y la búsqueda del Grial no termina jamás. Merlín lo miró con simpatía.

“El espíritu no podría mantenerse apartado aunque ustedes lo desearan, porque
todo es espíritu. No hay sitios secretos donde él no habite. En lo que a Él concierne, no hay nada de malo en ustedes.

“Déjenme hablarles más acerca del buscador, porque ésta es la etapa de la alquimia que atrae al mago hacia ustedes y también es la etapa para la cual los mortales están menos preparados. Desde que eran lactantes, ustedes han deseado cada vez más cosas. El buscador es simplemente aquel cuyos deseos se han ampliado hasta el punto de no estar satisfecho sino hasta que se encuentre frente a frente con Dios.

Este deseo no es
más ‘elevado’ que el de querer Juguetes o dinero o fama o amor. Los juguetes, el dinero, la fama y el amor eran el rostro de Dios cuando eran lo más importante para ustedes. Cualquier cosa que en su opinión pueda traerles la paz y la realización es su versión de Dios. Sin embargo, a medida que maduran de una fase a la otra, se acercan más a la verdadera meta; su imagen de Dios se hace cada vez más verdadera, más cercana a su naturaleza de espíritu puro. Pero en cada paso hay divinidad”. “¿Estás diciendo que cualquiera que desee robar o asesinar está siguiendo un impulso divino?

Después de
todo, esos también son deseos”, anotó Percival. “El amor es universal y, por lo tanto, no toma partido”, replicó Merlín. “Es probable que al ego no le agrade este hecho y diga, ‘Merezco el amor de Dios pero esa persona que está allá no’. Dios no ve las cosas así. El ladrón provoca la pérdida de los bienes; el asesino provoca la pérdida de la vida. Mientras esas pérdidas sean reales para ustedes, entonces obviamente condenarán a la persona responsable de causarlas. Pero, ¿acaso el tiempo mismo no acabará por desposeerlos de sus bienes y de la vida al final? ¿También el tiempo es un delincuente?

Hay un punto de vista desde el cual el pecado es una ilusión. Nada de lo que ustedes llaman
pecado puede mancillar en lo más mínimo el amor de Dios”. “¿Obtienen automáticamente los buscadores las visiones y experiencias que desean?”, preguntó Galahad. “Cada cual recibe la versión de lo divino que concibe en su mente. Algunos ven a Dios en visiones, otros en una flor. Hay muchas clases de buscadores. Algunos necesitan actos milagrosos de intervención y redención, otros siguen una fuerza invisible que habla a través de los sucesos más corrientes. El buscador sencillamente está motivado por la sed de una realidad superior. Eso no significa que la etapa anterior de dar desaparezca.

Pero
ahora el dar sucede sin motivación egoísta, ahora brota de la compasión. “Por primera vez se pone en tela de juicio la opinión de que el ego es todopoderoso y lo sabe todo. Por lo tanto, el nacimiento del buscador puede ser tremendamente turbulento. Imagínense como un coche tirado por caballos. Durante la mayor parte del tiempo no hay cochero y los caballos han llegado a creerse dueños del coche. Entonces llega el día en que una voz suave, salida del interior del coche, susurra: ‘Deténganse’. Al principio, los caballos no oyen la voz, pero esta repite: ‘Deténganse’. Sin poder dar crédito a sus oídos, los caballos galopan con mayor velocidad, sólo para demostrar que no tienen amo.

La voz interior no utiliza la
fuerza; no protesta. Solamente continúa repitiendo: ‘Deténganse’. “Eso es lo que sucede dentro de ustedes. El coche es su yo, los caballos son el ego, la voz que sale de adentro es el espíritu. Cuando el espíritu se anuncia en escena, al principio el ego no escucha porque está seguro de su poder absoluto. Pero el espíritu no emplea el tipo de poder al cual está acostumbrado el ego. El ego está habituado a rechazar, a juzgar, a separar y a tomar lo que considera que le pertenece.

El espíritu es
sencillamente la voz suave del Ser, afirmando lo que es. Con el nacimiento del buscador, ésa es la voz que comienza a dejarse oír. Pero deben estar preparados para la reacción violenta del ego, el cual no está dispuesto a renunciar a su poder sin dar batalla”. “¿Cómo puede terminar esa batalla si el espíritu no tiene poder?”, preguntó Percival. “Dije que el espíritu no utiliza el poder al cual está acostumbrado el ego.

Con el tiempo aprenderás que el
espíritu no es otra cosa que poder, un poder de infinito alcance. Es un poder organizador que mantiene en perfecto equilibrio a todos y cada uno de los átomos del universo. Comparado con él, el poder del ego es absurdamente limitado y trivial. Sin embargo, este conocimiento llega únicamente tras renunciar a la necesidad del ego de controlar, predecir y defender. Su poder se limita a esas tres cosas. Si su ego pudiese renunciar a ellas de una vez, no habría necesidad de pasos ulteriores en el camino del crecimiento; el nacimiento del buscador sería suficiente. “Pero las cosas no suceden así.

La voz del espíritu anuncia que hay una realidad superior. Ascender a ella es
otra cuestión”. “Yo creo que los buscadores deben ser escasos, considerando cuán dura es la lucha”, dijo Galahad. “Muchos deben fracasar y perder la esperanza. ¿Es esa la razón por la cual nacen tan pocas personas destinadas a alcanzar el Grial?” “Todos nacen para alcanzar el Grial”, le recordó Merlín. “La razón por la cual los buscadores parecen escasos es principalmente cuestión de apariencias sociales. La búsqueda es una experiencia completamente interior. No es posible saber quién busca y quién no busca, con sólo mirar las señales externas.

La sociedad no
otorga distinciones o premios especiales al buscador; éste puede retirarse y dejar atrás a la sociedad, o puede continuar ocupando una posición distinguida”. “¿Cómo puede una persona reconocerse como buscadora?” preguntó Percival. “Las marcas internas del buscador son las siguientes: el impulso de dar brota de un amor desinteresado y de la compasión, sin desear nada a cambio, ni siquiera gratitud; la intuición se convierte en una guía digna de confianza para la acción, reemplazando a la racionalidad pura; se vislumbra un mundo nunca visto como la realidad superior; aparecen insinuaciones de Dios y de inmortalidad.

Estas señales llegan acompañadas de un
goce mayor de la soledad, de una mayor confianza en uno mismo independientemente de la aprobación de la sociedad, de indicios del Ser y de la disposición a confiar. Los patrones adictivos comienzan a desaparecer. La meditación y la oración se vuelven parte de la vida cotidiana. Sin embargo, a medida que todas esas manifestaciones alejan a la persona del mundo material, ésta comienza a encontrar, paradójicamente, una conexión más profunda con la naturaleza, más comodidad con su cuerpo y mayor aceptación de los demás.

Esto se debe a que el espíritu no es el contrario de la materia. El espíritu lo es todo y la aparición de éste en su
vida mejorará las cosas, incluso aquéllas que parecen contrarias”. El espíritu lo es todo y la aparición de éste en su vida mejorará las cosas, incluso aquéllas que parecen contrarias”.

2 Comments:

  1. Janeth said...
    Se impone buscar, sin cansancio, sin desperdiciar la menor oportunidad de descubrir luces entre las tinieblas, de encontrar unas gotas de felicidad aun en medio de las desdichas, una partícula de Verdad entre tanta desorientación.
    velo de isis said...
    Lo importante es la meta, es usar los sentidos y la inteligencia como guías para llegar a ella.

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