El poder de la palabra, del verbo creador, en el sentido antiguo de la evolución mágica, exigía por parte del druida un perfecto conocimiento de la relación existente entre el Sonido y la Naturaleza.

Antiguas tradiciones enseñan que todo el sonido producido en el mundo visible despierta un sonido correspondiente en las esferas invisibles y pone en acción una fuerza en el lado oculto de la Naturaleza.

Cada sonido corresponde a un color y un número; todas esas correspondencias encuentran eco en cada uno de los elementos. Conocer el nombre exacto de las cosas equivale a entrar en conexión con la vibración de los elementos y utilizar las fuerzas de la Naturaleza para producir determinados prodigios y alteraciones, tanto a nivel físico - por ejemplo, producir modificaciones atmosféricas: relámpagos, lluvia, etc. - , como a nivel psicológico: hechizos, alivio del dolor mediante la música, poder de sugestión para dar coraje a los guerreros celtas antes de las batallas, poder de metamorfosis para ahuyentar a los enemigos, etc.

A nivel espiritual, los Druidas tenían supuestamente acceso a la visión profética y a estados de éxtasis que permitían entrar en comunicación con el Mundo invisible de los dioses.

Así, para los Druidas la palabra constituye una fuerza viva que servía para invocar y conjurar, mientras que la palabra muerta (la escritura) era vista como el cadáver de la ciencia perdida, una ciencia estancada como el agua retenida, que ya no puede vivificar.

La palabra emana de la Voluntad y la Ley Divina, y es portavoz de la autenticidad y fiabilidad de los hechos. La mentira era considerada "el máximo pecado" entre los celtas. El legado de los antepasados era objeto del máximo respeto, y una buena parte de los años de formación druídica constaba de la memorización de antiguos textos y leyendas que debían ser recitadas sin ningún tipo de omisión.

Ellos enseñan durante veinte años, en cuevas o florestas aisladas, muchas cosas en secreto a los más nobles de la nación.

Consta que aprenden de memoria un gran número de versos (...) También discuten sobre los astros y sus movimientos, sobre la dimensión de la Tierra y del Universo, sobre la naturaleza de las cosas, la potencia y el poder de los dioses inmortales, y transmiten esas especulaciones a la juventud.