Merlin


1. Varios poemas galeses atestiguan la fama de un profeta y vate de nombre Myrddhin o Merlín. Es el bardo de Aurelio Ambrosio, «el último romano», confundido en la leyenda con Arturo. Cien años después, hacia el 570, vuelve a aparecer, en Escocia, pudiendo ser el mismo personaje, pues siempre se le conoció como un anciano, y se le concedían poderes sobrenaturales.


2. El personaje que más se puede aproximar a Merlín en la corte de Enrique II es Thomas Becket. Los dos asumen la figura de consejero espiritual del rey. Ambos fueron educadores de jóvenes príncipes como Arturo, o como el hijo de Enrique II. Juegan también un importante papel en la política del reino. Becket se relacionó tanto con los nobles como con los pobres y mendigos. Cuando desaparecen, comienza el ocaso del Imperio.


3. Merlín es el profeta que anuncia la decadencia y el futuro glorioso del Imperio Británico. Merlín anuncia que una gran águila protegería con sus dos alas a Francia e Inglaterra. Varios reyes creyeron ser ese águila que profetizó, y que gobernaría en los dos reinos. También es consejero del reino, modelo de equidad y buen juicio. Es un extraño solitario que se retira a la tenebrosa soledad de los bosques para vivir en compañía de los animales salvajes. Es el otro ideal de la vida medieval, no el caballero que lucha dentro del mundo, sino el ermitaño que se aleja del mundo para vivir en santidad, pero que influye indirectamente en la sociedad.


4. Está relacionado con el dios Loki, adquiere variadas formas, es sutil e inteligente. Como Loki, está más allá del bien y del mal terrestres. También Myrddhin es una figura mitológica entre los celtas, un dios al que se le atribuye la construcción de Stonehenge o círculo de Myrddhin. Su desaparición dentro de una montaña es similar al crepúsculo, a la puesta del sol, en el que se supone que está el espíritu de Merlín.


5. Merlín es el elemento que sirve para enlazar las tradiciones antiguas con el cristianismo. No es estrictamente un sacerdote cristiano, pero es defensor y doctor de la iglesia. No es uno de tantos santos y ermitaños que viven ascéticamente y nunca celebra la misa.


6. Como otros personajes extraordinarios, se le atribuye un nacimiento mediante la intervención de lo sobrenatural: es fruto de la unión de una mujer virgen y un enviado celestial, o diabólico. Es la contraparte espiritual de Arturo, es su «Maestro». Se dice también que permanece encerrado en un castillo de cristal, dormido, donde yace en un sueño encantado del que despertará cuando Arturo vuelva a aparecer en el mundo. Astrológicamente, lo relacionan con el signo de Capricornio y con el planeta Saturno.


7. Merlín se encuentra más allá de las pasiones humanas, aunque las comprende, como por ejemplo, cuando ayuda a Uther Pendragon a reunirse con la esposa de su rival. Desaparece de la escena cuando comienza la decadencia: sin saberlo, Arturo ha tenido un hijo con su hermanastra, Mordred; Lancelot, amante de la reina, tiene también un hijo de una joven doncella, Galahad; los caballeros se olvidan de lo espiritual, de lo religioso, y fracasan en la demanda del Grial. En esta situación, Merlín comete una especie de suicidio, poniéndose en manos de una ambiciosa joven, Viviana o Morgana, según las distintas versiones, la que obtiene todos los conocimientos de Merlín, quien acaba encerrado en la montaña de cristal.

Arturo


1. Es el personaje central de los estudios históricos. Aunque no esté atestiguada su existencia por fuentes directas del siglo V, sin embargo, por medio de otras fuentes indirectas, se puede asegurar que fue un caudillo bretón que se levantó en armas contra los invasores anglosajones.


2. Arturo se asemeja a los reyes de la dinastía Plantagenet: Enrique I, Enrique II e incluso Ricardo «Corazón de León». El llamado Imperio Angevino, en su mayor expansión, en tiempos de Enrique II, es similar al de Arturo: Inglaterra, Escocia, Gales, Irlanda y más de la mitad de Francia forman parte de sus dominios. Arturo sufre una traición de su sobrino que le obliga a volver a Inglaterra cuando está a punto de conquistar Roma. Enrique II se ve implicado en problemas con la Iglesia de Roma cuando su consejero Thomas Becket se convierte en arzobispo, y tras ciertas desavenencias es acusado de su asesinato. Aquí comienza el declive de su imperio. Ricardo Corazón de León, tras la tregua con Saladino, en Jerusalén, y el intento de aunar los dos imperios, cristiano y musulmán, mediante la boda de los hermanos de ambos reyes, debe volver a Inglaterra, donde su otro hermano, Juan Sin Tierra, ha usurpado su trono. Las semejanzas son interminables. Ya dijimos que los poetas y trovadores asemejaban las características y hazañas de sus héroes a las de sus protectores a fin de ganar sus favores. Pero también es cierto que éstos querían imitar a los héroes legendarios para encumbrarse. Otros reyes ingleses se creyeron también la encarnación de Arturo, durante los siglos XIV y XV, como Enrique VII, o como el conde Ricardo de Beauchamp.


3. La situación histórica es deprimente. El hombre de la época, incapaz de cambiar la situación social, busca otras válvulas de escape. Plasma sus sueños no realizados en quiméricos reinos en donde triunfan el Bien y la Justicia. Arturo, desde Camelot, dirige a sus paladines que van en busca de aventuras para defender a los necesitados. Este tipo de relatos sustentan unas determinadas ideas políticas de ordenamiento de la sociedad. Es una apología de la clase caballeresca que intenta abrirse un hueco entre la nobleza y el clero, compartiendo algunas de las características de ambos. Es también un ataque a la clase campesina y a la incipiente burguesía: unos son sólo villanos que no creen en el honor ni en la palabra, no mantienen las costumbres, no dignifican a la mujer convirtiéndola en una Dama; los otros no son generosos, prefieren el dinero a la gloria, son cobardes y débiles. También se defiende con Arturo el tipo de monarquía absolutista de los Plantagenet frente a la monarquía francesa de los Capetos.


4. Arturo está relacionado con el dios Bran. Algunos estudiosos dicen que el nombre de Arturo viene del celta Arddu que significa oscuro, moreno, y que es uno de los sobrenombres de Bran, cuyo nombre se aproxima fonéticamente a la palabra inglesa brown, que significa también moreno. Bran era el dios de la batalla y el valor y también el protector de los bardos y de los juglares. Tanto Arturo como Bran están emparentados simbólicamente con el cuervo y con la urraca. Recordemos que el cuervo es el animal que trasciende lo material, que va más allá de la tierra física, y está relacionado con los misterios. En la mitología germana, el dios que se relaciona con el cuervo es Wotan, conocido como Odín entre los escandinavos.


5. Arturo es el representante de Cristo en la tierra. Es el defensor del cristianismo frente a los paganos, es el rey que se enfrenta a las fuerzas del mal. En alguna ocasión llega a simbolizar a Cristo mismo. El ideal caballeresco es esencialmente cristiano y la corte de Arturo es donde se plasma este ideal. Es de destacar que en los primeros relatos sobre Arturo se narra que llevaba una imagen de la Virgen María en su escudo, y que salió victorioso de una importante batalla tras llevar a cuestas una cruz como la de Cristo durante tres días y tres noches.


6. Arturo es el Rey del Mundo, el emperador del Bien, el representante de los hiperbóreos en lucha contra las tinieblas. Aparece en la Tierra cuando es necesario, como Krishna. Desaparece retirándose a la isla de Avalon cuando el ciclo ha concluido. Volverá de nuevo en el futuro. Es el rey que fue y el que vendrá. Es representante solar, trae la Luz, el Bien y la Justicia. Podemos distinguir entre una primera caracterización de Arturo como joven intrépido y predestinado a ser rey, y la posterior, como monarca ejemplar que dirige desde su corte de Camelot, el «Centro del Mundo», la «Montaña de Oro», las acciones de sus enviados, los Caballeros de la Tabla Redonda. En el primer caso es el discípulo que supera las trabas de la personalidad bajo la supervisión de sus maestros: Merlín en lo espiritual, y Sir Héctor en lo heroico y caballeresco. También Cristo fue educado por José el carpintero y otros maestros espirituales. Tras su aprendizaje, logra desembarazar a la voluntad de sus ataduras materiales: extrae la espada de la piedra o del yunque. Astrológicamente, lo relacionan con el signo de Sagitario y con el Sol.


7. No es Arturo el personaje central bajo esta clave, sino su esposa Ginebra. Arturo necesita, para ser verdadero rey, una esposa que le está predestinada. Su autoridad reside en la unión que realiza con la Mujer. Ginebra representa para Arturo más bien el acceso a la soberanía, no el amor. Arturo en la segunda época se mantiene al margen de las cuestiones amorosas y son sus más ardientes caballeros, Kay, Gawain, Perceval, Lancelot, los que por amor a la reina acuden en su ayuda. Arturo no es celoso porque aprende que a sus caballeros sí les es necesaria la «inspiración amorosa» por una Dama, mientras él se muestra frío y distante.

Septima clave




Los relatos del rey Arturo están impregnados de un simbolismo y un lenguaje tomados de ciertos rituales amorosos o eróticos.

En esta época surgieron las cortes de amor, la sublimación del amor, sociedades esotéricas como los Fieles de Amor.

Los autores que antes mencionamos no son ajenos a este tema. Trovadores y cátaros son otros ejemplos de aquella época, inmersos en la estilización o en la sublimación del amor.

La Dama es entonces la personificación del Alma que el discípulo o enamorado debe conquistar para lograr su iniciación.


Este amor del que hablamos tiene más relación con lo que conocemos como amor platónico o con el amor de Ovidio, que con el amor carnal o incluso con el simple matrimonio. A continuación vamos a analizar los personajes de Arturo y Merlín y su lectura a través de cada una de las claves.

Sexta clave


Los relatos del rey Arturo nos descubren unas enseñanzas milenarias revestidas con ropajes de la época en que se escribieron.

Este hecho se ha repetido innumerables veces a lo largo de la Historia: cuando una forma tradicional está a punto de extinguirse, se «populariza» de forma que se pueda asegurar la permanencia, a pesar de la incomprensión por parte del vulgo de los símbolos que transmiten. Los carnavales, las fiestas en general, los juegos y canciones infantiles, son otros ejemplos de esta transmisión.

¿Acaso no pensamos que Arturo fue algo más que un rey mortal, o que Excalibur fue más que un trozo de acero? Arturo representa al Rey o Gobernador del Mundo, del Bien, de la Justicia y su espada que ante nada cede y que atraviesa todo lo material es su mejor arma: la Voluntad.

Lo que nos aporta más luz sobre esta clave es el estudio comparativo de leyendas semejantes en otras culturas y en otras religiones. Así entendemos la venida de Arturo como la encarnación de Krishna, que se manifiesta a los hombres cuando es más necesario. O entendemos el Grial como el vaso que representa el corazón humano en los jeroglíficos egipcios, y que es necesario colmar de sangre o espíritu divino.

Quinta clave


Los relatos del ciclo artúrico, de origen pagano, fueron cristianizados por clérigos de la época para educar, tanto al pueblo como a los nobles. Para encauzar las creencias ajenas al cristianismo, la Iglesia transformó éstas para no oponerse a las tradiciones populares. Los dioses celtas, romanos o de cualquier otra cultura se convirtieron en santos cristianos, los druidas en sacerdotes, los guerreros en caballeros cruzados -militia Christi-, y el caldero mágico en el Santo Grial, cáliz de la Última Cena.

Cuarta clave


Los relatos del rey Arturo son adaptaciones de antiguas leyendas y mitos célticos. Los principales personajes de las novelas son dioses mitológicos celtas: héroes que retornarán, druidas, hadas, calderos, espadas o lanzas mágicas...


También algunas costumbres son de origen celta o germano, como clavar las cabezas cortadas de los enemigos en lanzas, desafíos para recibir un golpe de hacha en el cuello, etc. La dimensión heroica del caudillo celta fue otorgada por influencia germana o escandinava: Arturo se retira al Walhalla, llamado Avalon, a donde es llevado por tres jóvenes reinas que nos recuerdan las Walkirias.


El fin del reinado de Arturo es de las mismas características que el Ocaso de los Dioses.

Tercera clave


Los relatos del ciclo de Arturo sirvieron para inculcar unas determinadas ideas sobre el ordenamiento de la sociedad medieval, o para crear una agradable ficción, una válvula de escape de la cruda realidad.

Esta clave no se puede concretar en ejemplos determinados con todos los personajes, sino sólo de forma global. Aún así, no podemos negar que Arturo se constituyó en un monarca ejemplar y absoluto, digno de imitación por los soberanos occidentales. Ginebra representaba la soberanía femenina, recuerdo de las sociedades matriarcales que Leonor, reina de Inglaterra, quiso reinstaurar. Las profecías de Merlín, los Caballeros de La Tabla Redonda, los Templeisen, son otros tantos símbolos del dominio en Europa de los Plantagenet, de la sociedad caballeresca o de los Templarios, respectivamente.

Segunda clave





Las novelas del rey Arturo describen personajes y situaciones adaptados, a veces idealísticamente, de otros personajes o situaciones del siglo XII.

En el siglo XI hay una importante transmisión oral de las leyendas de Arturo, y es en el siglo XII cuando se escriben los más importantes relatos de Geoffrey de Monmouth, de Chrètien de Troyes, de Gottfried von Strassburg, de Robert de Boron, etc. Posteriormente tenemos las novelas de Wolfram von Eschenbach o de Thomas Malory, siendo la primera una recreación histórica y la segunda una recopilación muy tardía (1460).

Estos autores escriben bajo el amparo de nobles o de reyes, y para complacerlos, reflejan a los protagonistas de las novelas como a sus protectores. De esta manera se convierten en héroes que perduran a lo largo de los siglos. La corte de Arturo es la de los reyes de la dinastía Plantagenet y sus dominios son prácticamente los del llamado Imperio Angevino. Sus rivales en el trono francés, los Capetos, representan los vicios más denostados. La búsqueda del Grial, o de lo Trascendente, es un reflejo de la conquista de los Santos Lugares.

Primera clave


Los relatos del rey Arturo son narraciones históricas de hechos ocurridos en el siglo V.

Mucho se ha estudiado sobre la existencia auténtica de Arturo. Se han encontrado emplazamientos bretones de mediados del siglo V que se han relacionado con algunos de los lugares que aparecen en las novelas: Camelot, Glastonbury, Avalon...

Arturo sería un caudillo bretón que lucha contra los invasores sajones junto a un tropel de jinetes -los Caballeros de la Tabla Redonda- y que muere al enfrentarse a Medraut o Mordred.

De todas formas, son muy oscuras las fuentes históricas de que disponemos, y las semejanzas de que nos hablan los estudiosos de esta clave se adaptan con dificultad a la realidad.

Creo que no es lo más importante para nosotros dilucidar si existieron un Arturo o un Quijote de carne y hueso. Es más importante el arquetipo que encarnan. Sin embargo, para que no nos digan que no tenemos los pies en la tierra y que hablamos de «fábulas», tomamos en cuenta este primer punto de vista.



Los relatos del Rey Arturo y el Mago Merlín viven en los sueños y aspiraciones del hombre de todos los tiempos y nos descubren unas enseñanzas milenarias revestidas con ropajes de la época en que se escribieron.

Una de las leyendas que más ha atraído al hombre de nuestra civilización occidental es la del rey Arturo. En los últimos ocho siglos se han escrito innumerables versiones y adaptaciones de este «mito». Al leer versiones dispares e incluso contradictorias, nos preguntamos: ¿existió el rey Arturo?; ¿son hechos históricos los que se nos narran o es sólo fantasía?; ¿hay quizá alguna enseñanza oculta en estas leyendas?

Muchos piensan que el ciclo del rey Arturo se compone de curiosas historias con las que los trovadores agradaban a las gentes de esa oscura y triste época. Y, en parte, están en lo cierto, pues muchos de ellos transmitían leyendas cuyo significado simbólico desconocían, añadiendo pasajes de su propia cosecha. Esto debe tenerlo en cuenta el estudioso para no ver extraños simbolismos donde no hay sino ficción.

Es necesario, pues, para la comprensión global de las leyendas de Arturo, considerar tanto el punto de vista literario como el esotérico. También es indudable que estos relatos reflejan la antigua mitología céltica, y que, debido a la época en que fueron escritos, están recubiertos de una «pátina» cristiana, al igual que tantas otras leyendas o mitos de los llamados paganos.

Contamos con testimonios históricos que afirman que existió un jefe bretón en el siglo V llamado Arturo; tampoco debemos despreciar el momento histórico en que se escribieron la mayoría de los relatos, que centraremos en el siglo XII, pues los usos y costumbres, y hasta los personajes de las novelas son reflejo de los de aquel siglo.

Así contamos con seis claves distintas que nos ayudan al estudio de este mito. No contentos con este número, pero sin querer forzar las semejanzas, encontramos una séptima clave. Efectivamente, nuestro estudio quedaría incompleto si olvidamos el tema del Amor, que tanta importancia tomó en esta época. Son característicos de este momento histórico las cortes de amor, la iniciación del caballero a través del amor a la dama, el culto a la Virgen María, «Madre amorosa», etc.

Veamos a continuación una explicación genérica de estas claves.